Es impactante ver cómo la sociedad no da
opiniones que ayuden a realizar un análisis de los temas que sacuden la
realidad nacional e internacional, a pesar de que tratan estos temas. Si uno se
pone a leer los comentarios que se hacen en las páginas de los principales
medios de comunicación del país, pocas veces se pueden encontrar críticas bien
realizadas. Eso sin duda podría ser un indicador de lo poco que se
está formando a la gente para que haga criticas construidas con buenos
argumentos y que sean capaces de sostener una conversación sin involucrar una
que otra grosería, por no decir que
muchas.
Estas situaciones se ven cuando se comunican las
principales noticias en las redes sociales, y es allí donde se ve como son los
medios de la comunicación los que de una forma u otra terminan indicándole a su
público qué opinar a pesar de que ellos creen elegir sobre qué opinan. En
cierta forma es así, pero no deja de ser distinto a hablar al día siguiente con
las otras personas sobre lo que ha sucedido los últimos días en Venezuela, que
ha sido transmitido por los canales nacionales, o la formula vicepresidencial
elegida por los candidatos de las próximas elecciones.
No por nada se dice que quien tiene la
información, tiene el poder. Los medios –principalmente los televisivos- saben
a la perfección esto y es a partir de este poder que los canales dominan a sus
televidentes. Y es incluso inevitable que la televisión induzca a qué pensar y
sobre qué hablar, incluyendo al gobierno, muchas porque son ellos los que a
partir de un punto de vista que es aparentemente objetivo, inducen la toma de
posición sobre un asunto en general.
Muchas veces los televidentes se dan cuenta de
las descontextualizaciones y de la parcialidad a la que están sometidas cada
una de las informaciones transmitidas, y por ello mismo atacan a quienes están
de acuerdo con la posición del medio o de quienes se está informando allí. Lo
vemos día a día, con el simple y sencillo hecho de prestar atención a las
últimas noticias, como las elecciones que se van a llevar a cabo próximamente,
en las protestas sociales, y en casos más concretos la destitución de Petro.
Este último ha llevado a la gente a dividirse
entre los que apoyan al alcalde y entre los que no lo apoyan como resultado del
enfrentamiento de una ideología. Los medios y las redes sociales han convocado
a la gente a presentar una opinión al respecto, muchas veces en contra y muchas
otras veces a favor, mediatizando y no provocando un análisis real de qué es lo
que sucede y porqué se está destituyendo por la mala administración.
Son medios que no están interesados en hacer que
la gente opine de verdad, con bases en ciertos conocimientos, sino que opine
desde lo que podría llamarse, palabras que pasan de boca en boca sin ningún
sentido, sin que la gente se interese en saber qué es lo que realmente sucede y
pueda tomar partido sin ser influenciado por otros. Allí vemos también como es
esa ignorancia la que ha condenado a los ciudadanos y a los colombianos como
tal a no ser críticos sobre lo que sucede en el país, porque solo pueden ser
influenciados de algo que ven y que en realidad no tienen que entender.
Estamos en una sociedad teledirigida. Nos
condicionan desde lejos, y haciéndonos creer que somos nosotros los que nos
condicionamos. No es así.
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