lunes, 3 de febrero de 2014

Vuelve y juega: La historia que no ha cambiado en 50 años.


Estamos en año electoral. Campañas al congreso y otros estamentos cubren la mayoría del territorio colombiano y capitalino con promesas que no dejan de ser diferentes a los de hace unos años. ¿Y por qué no dejan de ser diferentes? Porque las cosas no han cambiado en muchos años, y porque no dejamos de elegir las mismas "ideas" con diferente cara y nombre.

No ha cambiado que seguimos en una guerra que ha desangrado al país hasta donde más no ha podido. No ha cambiado porque seguimos podridos de corrupción hasta en la acción más mínima de nuestra sociedad colombiana, y principalmente no ha cambiado, porque nosotros, pueblo indolente, no hemos decidido cambiar para rectificar nuestro camino.

La mayoría de personas, que no pertenecen a ese exclusivo grupo que representa a otro exclusivo grupo que decide el destino del país, piensa que la política es una farsa, una reverenda mentira, porque vivimos en una relación de dominadores y dominados. Así explica Hannah Arendt la percepción de política en sus tiempos, en los tiempos anteriores a ella y en los tiempos actuales en los que ya no está.

Arendt, asegura que definimos la política con su negación, que en contrario a lo que es, la recibimos como una situación de coacción, en la que las acciones políticas deben ser respondidas con acciones violentas. ¿Esta sería la respuesta al actuar de las guerrillas, no solo acá, sino también en muchos otros países? Podría ser la respuesta que dan estos grupos ilegales, pero obviamente no está justificada esta relación porque no hay forma de que la política sea definida y delimitada por la violencia, por la coacción.

Es difícil concebir la política sin relacionarla directamente con el Estado o el Gobierno, porque se supone que ese es el centro de la política en todos los lugares definidos como democráticos, pero, ¿en realidad si están tan relacionados esto con lo otro? ¿Están relacionados como creemos que están relacionadas las coacciones con las acciones políticas?

No, no y no. La política, en una definición acertada y positiva por Arendt, debe ser una "relación de cooperación que prospera en una atmósfera de cordialidad entre iguales". El hombre es un ser político por naturaleza, esta dado a sus iguales, porque busca una relación de beneficio, y el beneficio está determinado por los demás.

Pero tristemente no vemos este beneficio en ninguna de las acciones que realizamos con los demás, porque siempre estamos buscando un beneficio propio, que es el karma que ha hecho que sigamos eligiendo a los mismos tres personajillos, que en cada año electoral veamos promesas que sabemos mentira, y que por cierto, hagan política echándole agua sucia a los demás.


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